miércoles, 3 de abril de 2013

Capítulo II.- OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS JÓVENES


Capítulo II 
OPCIÓN PREFERENCIAL POR LOS JÓVENES 

1166. Presentar a los jóvenes el Cristo vivo, como único Salvador, para que, evangelizados,
evangelicen y contribuyan, con una respuesta de amor a Cristo, a la liberación integral del
hombre y de la sociedad, llevando una vida de comunión y participación.
2.1. Situación de la juventud
1167. Características de la juventud: La juventud no es sólo un grupo de personas de edad
cronológica. Es también una actitud ante la vida, en una etapa no definitiva sino transitiva.
Tiene rasgos muy característicos: 1168. Un inconformismo que lo cuestiona todo; un espíritu de riesgo que la lleva a
compromisos y situaciones radicales; una capacidad creativa con respuestas nuevas al
mundo en cambio que aspira a mejorar siempre como signo de esperanza. Su aspiración
personal más espontánea y fuerte es la libertad, emancipada de toda tutela exterior. Es signo
de gozo y felicidad. Muy sensible a los problemas sociales. Exige autenticidad y sencillez y
rechaza con rebeldía una sociedad invadida por hipocresías y antivalores.
1169. Este dinamismo la hace capaz de renovar las culturas que, de otra manera,
envejecerían.
La juventud en el cuerpo social
1170. El papel normal que juega la juventud en la sociedad es el de dinamizar el cuerpo
social. Cuando los adultos no son auténticos ni abiertos al diálogo con los jóvenes, impiden
que el dinamismo creador del joven haga avanzar el cuerpo social. Al no verse tomados en
serio, los jóvenes se dirigen por diversos caminos: o son acosados por diversas ideologías,
especialmente las radicalizadas, ya que siendo sensibles a las mismas por su idealismo
natural, no siempre tienen una preparación suficiente para un claro discernimiento, son
indiferentes al sistema vigente o se acomodan a él con dificultad y pierden capacidad
dinamizadora.
1171. Lo que más desorienta al joven es la amenaza a su exigencia de autenticidad por el
ambiente adulto en gran parte incoherente y manipulador y por el conflicto generacional, la
civilización de consumo, una cierta pedagogía del instinto, la droga, el sexualismo, la
tentación de ateísmo.
1172. Hoy día la juventud es manipulada especialmente en lo político y en el uso del
«tiempo libre». Una parte de la juventud tiene legítimas inquietudes políticas y conciencia
de poder social. Su falta de formación en estos campos y la asesoría equilibrada la lleva a
radicalizaciones o frustraciones. El joven ocupa gran parte del «tiempo libre» en el deporte
y en la utilización de los medios de comunicación social. Para algunos, son instrumento de
educación y sana recreación; para otros, elementos de alienación.
1173. La familia es el cuerpo social primario en el que se origina y educa la juventud. De su
estabilidad, tipo de relaciones con la juventud, vivencia y apertura a sus valores, depende,
en gran parte, el fracaso o el éxito de la realización de esta juventud en la sociedad o en la
Iglesia (314).
1174. La juventud femenina está pasando por una crisis de identidad por la confusión
reinante acerca de la misión de la mujer hoy. Los elementos negativos sobre liberación
femenina y un cierto «machismo» todavía existente, impiden una sana promoción femenina
como parte indispensable en la construcción de la sociedad.
La juventud de América Latina 1175. La juventud de América Latina no puede considerarse en abstracto. Hay diversidad
de jóvenes, caracterizados por su situación social o por las experiencias socio-políticas que
viven sus respectivos países.
1176. Si atendemos a su situación social, observamos que, al lado de aquellos que por su
condición económica se desarrollan con normalidad, hay muchos jóvenes indígenas,
campesinos, mineros, pescadores y obreros que, por su pobreza, se ven obligados a trabajar
como personas mayores. Junto a jóvenes que viven holgadamente, hay estudiantes, sobre
todo de suburbios, que viven ya la inseguridad de un futuro empleo o no han encontrado su
camino por falta de orientación vocacional.
1177. Por otra parte, es indudable que hay jóvenes que se han visto defraudados por falta de
autenticidad de algunos de sus líderes o se han sentido hastiados por la civilización de
consumo. Otros, en cambio, como respuesta a las múltiples formas de egoísmo, desean
construir un mundo de paz, justicia y amor. Finalmente, comprobamos que no pocos han
encontrado la alegría de la entrega a Cristo, no obstante las variadas y duras exigencias de
su cruz.
Los jóvenes y la Iglesia
1178. La Iglesia ve en la juventud una enorme fuerza renovadora, símbolo de la misma
Iglesia. Esto lo hace por vocación y no por táctica, ya que está «llamada a constante
renovación de sí misma, o sea, a un incesante rejuvenecimiento» (Juan Pablo II, Alocución
Juventud 2: AAS 71 p. 218). El servicio a la juventud realizado con humildad debe hacer
cambiar en la Iglesia cualquiera actitud de desconfianza o de incoherencia hacia los
jóvenes.
1179. Actualmente, sin embargo, los jóvenes ven a la Iglesia de diversas maneras: unos la
aman espontáneamente como ella es, sacramento de Cristo; otros, la cuestionan para que
sea auténtica y no faltan los que buscan un Cristo vivo sin su cuerpo que es la Iglesia. Hay
una masa indiferente, acomodada pasivamente a la civilización de consumo u otros
sucedáneos, desinteresada por la exigencia evangélica.
1180. Existen jóvenes muy inquietos socialmente, pero reprimidos por los sistemas de
gobierno; éstos buscan a la Iglesia como espacio de libertad para poder expresarse sin
manipulaciones y poder protestar social y políticamente. Algunos, en cambio, pretenden
utilizarla como instrumento de contestación. Finalmente, una minoría muy activa, influida
por su ambiente o por ideologías materialistas y ateas, niega y combate el Evangelio.
1181. Los jóvenes deseosos de realizarse en la Iglesia, pueden quedar defraudados cuando
no hay una buena planificación y programación pastoral que responda a la realidad
histórica que viven. Igualmente sienten la falta de asesores preparados, aunque en no pocos
grupos y movimientos juveniles se encuentran dichos asesores competentes y sacrificados.
2.2. Criterios pastorales 1182. Queremos responder a la situación de la juventud, con los tres criterios de verdad
propuestos por S.S. Juan Pablo II: la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la misión de
la Iglesia y la verdad sobre el hombre (315).
1183. La juventud camina, aun sin darse cuenta, al encuentro de un Mesías, Cristo, quien
camina hacia los jóvenes. Sólo Él hace verdaderamente libre al joven. Éste es el Cristo que
debe ser presentado a los jóvenes como liberador integral (316): quien por el espíritu de las
Bienaventuranzas ofrece a todo joven la inserción en un proceso de conversión constante;
comprende sus debilidades y le ofrece un encuentro muy personal con Él y la Comunidad,
en los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía. El joven debe experimentar a Cristo
como amigo personal, que no falla nunca, camino de total realización. Con Él y por la ley
del amor, camina al Padre común y a los hermanos. Así se siente verdaderamente feliz.
El joven en la Iglesia
1184. Los jóvenes deben sentir que son Iglesia, experimentándola como lugar de comunión
y participación. Por esto, la Iglesia acepta sus críticas, porque se sabe limitada en sus
miembros y los hace gradualmente responsables de su construcción hasta su envío como
testigos y misioneros especialmente a la gran masa juvenil. En ella los jóvenes se sienten
pueblo nuevo; el de las Bienaventuranzas, sin otra seguridad que Cristo; un pueblo con
corazón de pobre, contemplativo, en actitud de escuchar y de discernir evangélicamente,
constructor de paz, portador de alegría y de un proyecto liberador integral en favor, sobre
todo, de sus hermanos jóvenes. La Virgen Madre, bondadosa, la creyente fiel, educa al
joven para ser Iglesia.
1185. El joven con las actitudes de Cristo promueve y defiende la dignidad de la persona
humana. Por el bautismo es hijo del único Padre, hermano de todos los hombres y
contribuye a la edificación de la Iglesia. Cada vez se siente más «ciudadano universal»,
instrumento en la construcción de la comunidad latinoamericana y universal.
2.3. Opciones pastorales
1186. La Iglesia confía en los jóvenes (317). Son para ella su esperanza. La Iglesia ve en la
juventud de América Latina un verdadero potencial para el presente y el futuro de su
evangelización. Por ser verdadera dinamizadora del cuerpo social y especialmente del
cuerpo eclesial, la Iglesia hace una opción preferencial por los jóvenes en orden a su misión
evangelizadora en el Continente (318).
1187. Por ello, queremos ofrecer una línea pastoral global: Desarrollar, de acuerdo con la
pastoral diferencial y orgánica, una pastoral de juventud que tenga en cuenta la realidad
social de los jóvenes de nuestro continente; atienda a la profundización y al crecimiento de
la fe para la comunión con Dios y con los hombres; oriente la opción vocacional de los
jóvenes; les brinde elementos para convertirse en factores de cambio y les ofrezca canales
eficaces para la participación activa en la Iglesia y en la transformación de la sociedad
(319).
Aplicaciones concretas: Comunión y compromiso 1188. La Iglesia evangelizadora hace un fuerte llamado para que los jóvenes busquen y
encuentren en ella el lugar de su comunión con Dios y con los hombres, a fin de construir
«la civilización del amor» y edificar la paz en la justicia. Los invita a que se comprometan
eficazmente en una acción evangelizadora sin excluir a nadie, de acuerdo con la situación
que viven y teniendo predilección por los más pobres.
1189. La integración en la Iglesia se canalizará especialmente a través de movimientos
juveniles o comunidades que deben estar integradas en la pastoral de conjunto diocesana o
nacional, con proyecciones a una integración latinoamericana. Esta integración se hará
especialmente con:
-La pastoral familiar;
-La pastoral de la Iglesia diocesana y parroquial en sus diversos aspectos de catequesis,
educación, vocaciones, etcétera;
-La interrelación de los diversos movimientos de juventud o comunidades, considerando su
situación social concreta: estudiantes de secundaria, universitarios, obreros, campesinos,
que tienen condicionamientos propios y exigencias distintas frente al proceso evangelizador
y que piden, por lo tanto, una pastoral específica.
1190. Esta pastoral de movimientos y comunidades debe tener en cuenta a los jóvenes en
una interrelación fecunda, en cuanto que los grupos deben ser fermento en el conjunto y
deben propiciar una evangelización total.
1191. Se deberá preparar acogida y atención a los jóvenes que, por diversos motivos, deben
emigrar temporal o definitivamente y que son víctimas de la soledad, la desubicación, la
marginación, etc.
Formación y participación
1192. La inserción en la Iglesia y la tarea de compromiso efectivo en la edificación de la
nueva civilización del amor y de la paz, es muy exigente y requiere profunda formación y
participación responsable. Por tal motivo:
1193. La pastoral de juventud en la línea de la evangelización debe ser un verdadero
proceso de educación en la fe que lleve a la propia conversión y a un compromiso
evangelizador.
1194. El fundamento de tal educación será la presentación al joven del Cristo vivo, Dios y
Hombre, modelo de autenticidad, sencillez y fraternidad; único que salva liberando de todo
pecado y sus consecuencias y compromete a la liberación activa de sus hermanos por
medios no violentos.
1195. La pastoral de juventud buscará que el joven crezca en una espiritualidad auténtica y
apostólica, desde el espíritu de oración y conocimiento de la Palabra de Dios y el amor
filial a María Santísima que uniéndolo a Cristo lo haga solidario con sus hermanos. 1196. La pastoral de juventud ayudará también a formar a los jóvenes de un modo gradual,
para la acción socio-política y el cambio de estructuras, de menos humanas en más
humanas, de acuerdo con la Doctrina Social de la Iglesia.
1197. Se formará en el joven un sentido crítico frente a los medios de comunicación social
y a los contravalores culturales que tratan de transmitirle las diversas ideologías,
especialmente la liberal capitalista y la marxista, evitando así las manipulaciones.
1198. Se empleará un lenguaje sencillo y adaptado con una pedagogía que tenga presente
las diferencias sicológicas del varón y la mujer y esté signada por la mutua confianza y
respeto recíproco; en una conversión al medio en el que vive y actúa para centrar así su
dinámica misión evangelizadora.
1199. Se estimulará la capacidad creadora de los jóvenes para que ellos mismos imaginen y
encuentren los medios más diversos y aptos para hacer presente, de una manera
constructiva, la misión que tienen en la sociedad y en la Iglesia. Para ello, se les facilitará
los medios y las áreas donde ejerzan su compromiso. Entre otros, se recomienda la
presencia misionera de los jóvenes en lugares especialmente necesitados.
1200. Se procurará dar a los jóvenes una buena orientación espiritual a fin de que puedan
madurar su opción vocacional, sea laical, religiosa o sacerdotal.
1201. Se recomienda dar la mayor importancia a todos aquellos medios que favorecen la
evangelización y el crecimiento en la fe: Retiros, Jornadas, Encuentros, Cursillos,
Convivencias, etc.
1202. Como tiempo fuerte para la maduración en la fe -que necesariamente lleva a un
compromiso apostólico- hay que destacar la celebración consciente y activa del sacramento
de la confirmación, precedida de una esmerada catequesis y siempre de acuerdo con las
orientaciones de la Santa Sede y de las Conferencias Episcopales.
1203. Se procurará formar prioritariamente animadores juveniles calificados (sacerdotes,
religiosos o laicos) que sean guías y amigos de la juventud, conservando su propia
identidad y prestando ese servicio con madurez humana y cristiana.
1204. La juventud no puede considerarse en abstracto, ni es un grupo aislado en el cuerpo
social. Por lo tanto, requiere una pastoral articulada que permita una comunicación efectiva
entre las diversas etapas de la juventud y una continuidad de formación y compromiso
luego en la edad mayor.
1205. La pastoral juvenil será la pastoral de la alegría y de la esperanza que transmite el
mensaje gozoso de la salvación a un mundo muchas veces triste, oprimido y
desesperanzado en busca de su liberación (320).

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