La EUCARISTÍA es el memorial de la entrega que el Padre hizo de su Divino Hijo a los hombres.
Por eso, la EUCARISTÍA CELEBRADA, RECIBIDA, ADORADA Y VIVIDA, es el acto de amor más perfecto del hombre a Dios, como correspondencia a la más alta manifestación del Amor Divino.
Modelo perfecto de esta transformación y seguimiento del Señor, y de total entrega a los demás, es la Virgen María. Ella fue dócil a la Palabra de Dios y nos enseña a todos a ser también dóciles a su Divino Hijo Jesús, que es "EL CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA".
JUAN PABLO II
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